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miércoles, 26 de enero de 2011

DESPROGRAMARSE

Bolivia

Actualmente existe un gran número de fuentes de información que nos permiten conocer  lo que pasa en muchos lugares del mundo. Hay países que generan más noticias y de otros apenas se habla, pero en los años que llevo aquí me he dado cuenta de algo en lo que nunca había pensado: que estamos mal informados y que nos ofrecen datos muy sesgados. Unas veces es intencional, pero otras se debe simplemente a la falta de profundidad de las noticias.
Por ejemplo, de Bolivia se habla poco- aunque ahora más que antes- y a veces dan informaciones sobre el país que no son ciertas, ofreciendo una imagen totalmente distorsionada de lo que ocurre aquí. Me gustaría dar algunos ejemplos.
Voy a empezar por lo más impactante: la capital de Bolivia no es La Paz. Leyeron bien, no es La Paz. Los libros de texto nos mintieron toda la vida y los informativos lo siguen haciendo. La capital de Bolivia es Sucre y la sede de gobierno es La Paz. En la Paz se encuentran los poderes ejecutivo y legislativo y es una gran ciudad. En Sucre se encuentra sólo el poder judicial y es una ciudad pequeña. Es bastante extraño que un país se maneje desde una ciudad que no es su capital y más extraño aún que el lugar elegido para ello esté en un extremo del territorio y a casi 4.000 m de altura, sobre todo cuando la capital está prácticamente en el centro. El problema de esto es que, como no es un país suficientemente descentralizado, si vives en el extremo opuesto, tienes que hacerte unos 1.000 km y ascender del llano hasta los Andes para hacer algunos trámites, por ejemplo, cuando tuve que ir a La Paz para inscribirme en el registro civil como boliviana. Para un simple papel que se tramita en un día tuve que subir a las montañas, sufrir el mal de altura y prácticamente, viajar a otro mundo. Porque es otro mundo.
Cuando descubrí esto, me quedé totalmente impactada. Sentí que me habían engañado toda la vida. Y me pregunté, si en algo tan simple nos mienten, o al menos nos informan tan mal, ¿cómo será el resto?  ¿Qué nos han enseñado en el colegio, la universidad y a través de las fuentes de información en las que confiamos? Porque ya me queda la duda acerca de la veracidad de muchas cosas que aprendemos, no es posible que esto se trate solamente de un caso aislado. Por probabilidad no puede ser. Y lo más gracioso es que hay gente de mi país que ha tratado de discutir conmigo sobre este asunto diciéndome que estoy equivocada. ¿Qué me equivoco yo, que vivo hace casi 10 años aquí? ¿Confiamos más en lo que dicen los libros que en lo que cuenta quien conoce de primera mano la situación? Así me di cuenta que somos víctimas de los libros y los medios de comunicación. Esto rompió muchos de los esquemas para los que me habían programado.
Sigamos. La mayoría de la gente piensa o está convencida que el lago Titicaca es netamente peruano, pero no es cierto. Aunque la mayoría de su superficie está en Perú, una buena parte es boliviana. Creo que esto ha ocurrido porque Perú es un país mucho más avanzado en lo que a promoción turística se refiere, y la falta de difusión de las maravillas naturales de Bolivia ha provocado que mucha gente asocie el lago sólo con Perú. Aquí se puede ver que la desinformación conduce a una visión sesgada del mundo.
Mucha gente cree que Bolivia es un país exclusivamente andino y eso es totalmente falso. Una gran parte del mismo está formado por tierras bajas semi- tropicales donde hay jaguares, cocodrilos, anacondas y loros multicolores. Inclusive una parte de la Amazonía corresponde a Bolivia. En la tele siempre nos muestran mujeres con pollera, trenzas y niños a la espalda arropados por un aguayo. Hombres con gorritos de lana y ponchos viviendo en paisajes altos y áridos y si es posible, con unas cuantas cumbres nevadas atrás. Esas vestimentas son típicas sólo de la zona andina. No todos los bolivianos usan esa ropa, ni son morenos ni son andinos. Aquí existen 36 etnias y la mayoría son mestizos. El problema es que la zona andina siempre ha recibido más turismo y más proyección internacional, y eso ha logrado que en otros países estén convencidos que Bolivia es sólo un país de llamas y grandes alturas, cosa que molesta a los oriundos de esta parte del territorio, que es fértil, verde y cada vez más poblada y donde se supone ya se asentó la modernidad, la banalidad y el estilo de vida “europeo”, además de contar con los mayores focos productivos y también culturas ancestrales que casi nadie en el exterior conoce. Una vez más, la información incompleta nos hace tener una visión del mundo totalmente parcial, forma en nuestra mente imágenes recortadas de situaciones y lugares y en base a ellas construimos un conocimiento que se ajusta a aquello que las fuentes de información quieren o pueden ofrecernos.
Esto nos ocurre en nuestro propio país, al que llegan muchos extranjeros pensando que nuestro folclore sólo es flamenco y luego descubren que hay una gran variedad de tradiciones, músicas y costumbres. Sabemos eso. Pero cuando vives por muchos años en un país que muy poca gente conoce y observas desde allí lo que se dice de él, sientes que estás al otro lado, que has traspasado la barrera de la información y que debes poner en duda cualquier dato que llegue hasta ti. Si puedes, compruébalo, ve allí, vívelo, habla con la gente del lugar, mézclate con ellos. Y si no puedes, busca, contrasta, investiga, compara.
Quizás algunos ya sabían lo que yo sé, pero estoy segura que muchos lo desconocían. La idea no es demostrar mi conocimiento sobre ciertas cosas, sino reflexionar sobre cómo se descubre que el mundo es mucho más que lo que nos dicen sobre él y que es necesario “áuto- desprogramarse” y construir nuestro propio conocimiento, además de nuestra propia opinión.