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miércoles, 7 de diciembre de 2011

MANUAL DE LA SIESTA


Siempre me han interesado mucho las culturas ancestrales y las costumbres primitivas, así que me emociono sin remedio cuando me paro a pensar que yo misma soy heredera de uno de los rituales más emblemáticos del ser humano del sur de España: la siesta.

A mí me importa un carajo que a los andaluces nos llamen flojos, no sé cómo no se le cae la cara de vergüenza al que nos dice eso mientras una estalactita le pende de las narices. A ver si tiene lo que se necesita para desplazar su cuerpo a alguna parte a las 3 de la tarde con 40ºC. Es muy fácil criticar cuando no se tiene ni idea de lo que es un viento solar. Pero bueno, que digan lo que quieran, yo vengo a hacer apología de la siesta.

En el lugar donde vivo ahora la situación térmica es más o menos la misma, yo diría que incluso peor debido a la humedad, y como me suelo levantar a trabajar a las 5.30 am (que es cuando amanece), a la 1 pm (hora del almuerzo) ya estoy dando las boqueadas y el sopor me invade. Por eso todos los días procuro perpetrar una siesta al más puro estilo sevillano, resistiéndome así a que la tradición muera y realizando una inestimable contribución a la perpetuación de mi sagrada cultura.

Mi siesta consiste en un ritual minuciosamente planificado que describiré a continuación, por si otras personas se deciden a abrazar esta sana costumbre aborigen:

- FASE PREPARATORIA: Antes de una buena siesta es imprescindible un buen almuerzo. En realidad no importa qué se coma, solo que esté rico y aporte una profunda sensación de pesadez. Para ahorrar tiempo sin perderse nada, es aconsejable servir el plato justo cuando están empezando los informativos (así la primera mitad de las noticias las ves comiendo y tienes muchas posibilidades de ver toda la segunda mitad tirada en la cama, si es que la consciencia te dura media hora más). De todo ello se deduce que para que una siesta sea absolutamente placentera es indispensable un televisor en el cuarto.

- FASE HORIZONTAL CONSCIENTE: Es crucial para alcanzar un excelente resultado final. Se puede ingresar a esta fase solo si se han atesorado con anterioridad  los siguientes dispositivos: mando de la tele, mando del aire acondicionado, paquete de tabaco, mechero, cenicero, móvil y botellita de agua. Ambos mandos deben estar sobre la cama, junto a nosotros o sobre nosotros (si nos descuidamos más tarde seguramente estarán debajo de nosotros). El paquete de tabaco, el mechero y el cenicero deben estar en principio sobre la zona abdominal , y el móvil (que servirá únicamente como reloj y/o despertador, porque ningún adepto a la siesta se junta con gente a la que se le ocurra llamarlo a esa hora) y la botellita de agua sobre la mesilla. Algo que también es muy aconsejable en esta fase y en las siguientes es tener un gato a un lado, sobre todo si no suelta mucho pelo.
Inicialmente se debe regular bien la temperatura del aire y bajar un poco el volumen de la tele, previniendo futuras interrupciones del sueño. Fumar un cigarrito es muy relajante, pero ojo, no se duerma antes de pasar a la mesilla por lo menos el cenicero. Aleje el mando del aire acondicionado unos 20 cm (se lo puede clavar por cualquier sitio) y beba un buen sorbo de agua después del cigarro, es muy sano. Una vez seguidos todos los pasos anteriores, usted está ya a punto de caramelo: póngase de lado, aférrese al mando de la tele, pegue el gato a su cuerpo y si tiene gafas y no ve de lejos sin ellas, pero quiere seguir disfrutando de las noticias, no se moleste en sacárselas: aunque parezca mentira usted podrá dormir 2 horas con ellas puestas sin romperlas ni fracturarse la nariz o las orejas, y si no usted mismo las pondrá en la mesilla sin saber ni cómo. Justo en este punto es cuando usted empezará a sentirse flotar, confundirá el sueño con la realidad y el run-run de la tele emitirá unas vibraciones tan relajantes que lo conducirán directamente a la desconexión total.

- FASE HORIZONTAL INCONSCIENTE: En esta fase usted muy probablemente trasladará a su mundo onírico todo lo que lo jode en su mundo físico. En sus sueños verá, oirá y hasta olerá a todo aquel que le amarga la vida habitualmente. Pero esto no ocurre siempre: hay casos excepcionales en los que algunas personas ha experimentado agradables sensaciones, han vivido aventuras trepidantes o incluso han tenido sueños eróticos con sus jefes o vecinos. No tema, su experiencia puede ser maravillosa. Durante este misterioso viaje es muy común que las bragas (o calzoncillos) se le metan por la raja del culo: no se preocupe. También es común babear la almohada y mojarse todo el cachete. Si usted está con el gato no tenga miedo, es increíble pero nunca muere aplastado.

- FASE DE RESOLUCIÓN: Este es el momento en que, ya sea por el despertador del móvil o por su reloj biológico, usted vuelve al mundo físico. En este punto sentirá un agradable frescor en su cara: es saliva. Límpiese, no pasa nada. Volverá a ser consciente del run-run de la tele y se dará cuenta de que su siesta ha durado dos programas. Verá al gato vivo a su lado. Y sentirá que no hay nada peor que la  verticalidad, sobre todo porque le espera otra tarde de trabajo. Cuando se mire al espejo, verá en su cara las inconfundibles marcas del siestero de pro: los bordados de la colcha, las arrugas de la sábana y con suerte, los botones del mando a distancia, le pondrán su inequívoco sello a esta experiencia.

Las marcas que lo definen como practicante de la siesta solo duran unos minutos. Por tanto, si usted quiere que el sello de su cultura no desaparezca, duerma todos los días la siesta y procure recibir visitas justo cuando se levante, para así reivindicar con orgullo su sana costumbre aborigen.

lunes, 5 de diciembre de 2011

COSAS QUE NADIE ME DIJO


Reactivo mi desconcertante blog en este momento de suprema inspiración inspirada (la ocasión es tan sublime que la redundancia se justifica) por los acontecimientos que me rodean últimamente (no sé si eso de rodear es suficiente, creo que la palabra “atacar” es mucho más adecuada).
Me estoy dando cuenta que hay un montón de cosas que nadie me dijo y que alguien debería haberme mencionado aunque fuera una sola vez, sobre todo cuando mi cerebro aún se encontraba en proceso de expansión y era posible introducirle un poco de relleno extra para que se quedara ahí metido a presión y no hubiera un dios que lo sacara. Por desgracia las fontanelas hace un buen rato que se me cerraron y ahora me toca joderme.
Por ejemplo, a mí nadie me dijo que eso de “hablando se entiende la gente” es bastante dudoso, porque hablando la gente también se insulta y se jode mutuamente más de lo que lo haría si mantuviese el pico cerrado. Tampoco me dijo nadie que eso de “todo tiene solución menos la muerte” es una gilipollez suprema, porque hay miles de cosas que tampoco tienen solución sin necesidad de estirar la pata.
En el colegio y en la universidad me tenían ya hasta las trancas de tanto escuchar sobre la evolución, pero nadie se atrevió a hablarme abiertamente y con propiedad sobre la evidente involución del cromosoma Y (cosa que me vi obligada a deducir al descubrir su escaso contenido en genes).  También me llenaron la cabeza hablándome de la igualdad entre sexos cuando yo no creo parecerme ni siquiera un poco a ningún hombre que haya tenido un centímetro de intimidad conmigo (los que se parecen a mi son gays, o están casados, o son mis amigos, o las tres cosas a la vez o dos de ellas, y es impensable que esos sean biológicamente hombres, son solo supra-hombres, aberraciones de la naturaleza que por desgracia nunca te caen en lo alto como lo hace una caca de paloma en el momento menos pensado).
Pero es que hay muchas más cosas que nadie me dijo y que yo debería haber sabido, como que en boca cerrada pueden entrar moscas por la nariz, por las orejas y hasta por el culo, que muerto el perro resucita y te jode la vida aún con más rabia, que en casa del herrero solo hay hierro, que cuanto más llores menos mamas, que más vale cientos de pájaros volando que uno cagándote en la mano, que si tienes que prevenir es que nada se puede curar, que no sirve para nada lo que requiere el uso de la maña o de la fuerza y que ni dios los cría ni ellos consiguen juntarse.
Pues yo reprocho a mis padres, a mis profesores y a todas esas personas que tenían la capacidad y obligación de decirme con tiempo estas cosas, por no habérmelas dicho. Pero como de vez en cuando tengo la extraña costumbre de pensar (siempre y cuando no tenga nada mejor que hacer), las he descubierto. Espero que no sea tarde, porque es mentira eso de que nunca es tarde si la dicha es buena. La dicha es de verdad buena cuando llega en el momento exacto en que la necesitas.