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lunes, 5 de diciembre de 2011

COSAS QUE NADIE ME DIJO


Reactivo mi desconcertante blog en este momento de suprema inspiración inspirada (la ocasión es tan sublime que la redundancia se justifica) por los acontecimientos que me rodean últimamente (no sé si eso de rodear es suficiente, creo que la palabra “atacar” es mucho más adecuada).
Me estoy dando cuenta que hay un montón de cosas que nadie me dijo y que alguien debería haberme mencionado aunque fuera una sola vez, sobre todo cuando mi cerebro aún se encontraba en proceso de expansión y era posible introducirle un poco de relleno extra para que se quedara ahí metido a presión y no hubiera un dios que lo sacara. Por desgracia las fontanelas hace un buen rato que se me cerraron y ahora me toca joderme.
Por ejemplo, a mí nadie me dijo que eso de “hablando se entiende la gente” es bastante dudoso, porque hablando la gente también se insulta y se jode mutuamente más de lo que lo haría si mantuviese el pico cerrado. Tampoco me dijo nadie que eso de “todo tiene solución menos la muerte” es una gilipollez suprema, porque hay miles de cosas que tampoco tienen solución sin necesidad de estirar la pata.
En el colegio y en la universidad me tenían ya hasta las trancas de tanto escuchar sobre la evolución, pero nadie se atrevió a hablarme abiertamente y con propiedad sobre la evidente involución del cromosoma Y (cosa que me vi obligada a deducir al descubrir su escaso contenido en genes).  También me llenaron la cabeza hablándome de la igualdad entre sexos cuando yo no creo parecerme ni siquiera un poco a ningún hombre que haya tenido un centímetro de intimidad conmigo (los que se parecen a mi son gays, o están casados, o son mis amigos, o las tres cosas a la vez o dos de ellas, y es impensable que esos sean biológicamente hombres, son solo supra-hombres, aberraciones de la naturaleza que por desgracia nunca te caen en lo alto como lo hace una caca de paloma en el momento menos pensado).
Pero es que hay muchas más cosas que nadie me dijo y que yo debería haber sabido, como que en boca cerrada pueden entrar moscas por la nariz, por las orejas y hasta por el culo, que muerto el perro resucita y te jode la vida aún con más rabia, que en casa del herrero solo hay hierro, que cuanto más llores menos mamas, que más vale cientos de pájaros volando que uno cagándote en la mano, que si tienes que prevenir es que nada se puede curar, que no sirve para nada lo que requiere el uso de la maña o de la fuerza y que ni dios los cría ni ellos consiguen juntarse.
Pues yo reprocho a mis padres, a mis profesores y a todas esas personas que tenían la capacidad y obligación de decirme con tiempo estas cosas, por no habérmelas dicho. Pero como de vez en cuando tengo la extraña costumbre de pensar (siempre y cuando no tenga nada mejor que hacer), las he descubierto. Espero que no sea tarde, porque es mentira eso de que nunca es tarde si la dicha es buena. La dicha es de verdad buena cuando llega en el momento exacto en que la necesitas.

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