Mucha gente se preguntará qué es exactamente eso del fenómeno de la Niña. Es cierto que nos dicen muchas cosas sobre él en internet y en la tele, pero desgraciadamente nos lo exponen como si todos fuéramos climatólogos expertos o biólogos avanzados, así que casi nunca logramos entenderlo. Pues bien, eso se acabó: llegaron al lugar indicado, a aquel donde les explicarán con lenguaje popular y totalmente accesible en qué consiste este fenómeno climatológico y sus consecuencias.
El fenómeno de la Niña consiste en un lote de llover que no veas, pero sin mucho frío. Resulta que llega un día en que empieza a diluviar de buenas a primeras y durante varias semanas sólo escampa a ratos, que son los que aprovechas para salir de casa, hacer tus compras, lavar tu ropa y tenderla. Este fenómeno en realidad consiste en una humedad horrorosa que te impide almacenar las bolsas de toallitas limpiadoras de cutis si no están bien cerradas, porque cuando vuelves para coger otra, el contenido está lleno de moho, desde la toallita de encima hasta la de más abajo.
La Niña tiene otras peculiaridades, como la de lograr que los charcos nunca desaparezcan de tu barrio y encuentres patos nadando por doquier. También provoca que los bajos del micro se mojen, que el vehículo se ahogue y el chofer obligue a los pasajeros a empujarlo para que vuelva a andar, o mejor dicho a nadar (como me pasó hoy).
La Niña provoca la expansión de la selva amazónica en lugares inauditos, no sólo por la brutal proliferación de la vegetación, que te invade y te atrapa violentamente, sino también por la aparición repentina de manadas de hormigas carnívoras y otros bichos ponzoñosos que cuando menos lo esperas, ascienden por tus piernas en cuestión de milisegundos convirtiéndote en soprano de forma inmediata. Y qué se puede decir de las lombrices que irrumpen en cualquier ambiente de la vivienda, especialmente en la ducha cuando estás dentro de ella.
La Niña provoca pereza existencial por falta de radiación ultravioleta y hace que sólo las personas de memoria prodigiosa recuerden como son el sol, la luna y las estrellas. El elevado índice de humedad ambiente hace que las rizadas se vuelvan afro y que el sudor se torne espeso. Además, las aguas estancadas son gloria bendita para las larvas del mosquito que provoca el dengue, lo que da lugar a epidemias y muertos (yo soy una sobreviviente del dengue, y quiero que quede patente como herida de guerra).
La Niña hace que los ríos se desborden y que la gente de escasos recursos que viven junto a las orillas tenga que huir o morir. También ocasiona derrumbes de laderas, a veces habitadas. Carcome cimientos, desmenuza tapias, pudre árboles que a veces caen sobre personas, arruina cultivos y ganados.
El año pasado nos quejábamos por la sequía, nos bombardeaban con imágenes de cientos de cabezas de ganado muertas por deshidratación. Hoy, en esas mismas áreas, los terrenos están inundados y el ganado y las personas, en peligro. Eso es el fenómeno de la Niña.
¿Pero qué coño es esto? Los viejos dicen aquí que el clima ha cambiado, que ya no es lo que era. Lo peor es que los jóvenes también lo dicen. Y yo, en sólo diez años, también he podido notar estas diferencias climáticas. Desde mi cómoda posición puedo encontrar mil detalles cómicos que contar sobre la forma en que estos cambios afectan mi vida, pero para mucha gente de cómico no tiene nada. De hecho estamos en emergencia.
Lo que yo me pregunto es si esto se ve magnificado por nuestra insana forma de vida, porque estos fenómenos son cíclicos, pero… ¿sería descabellado pensar que los estamos exacerbando demasiado con nuestro opulento desarrollo? Mira, yo no soy experta en la materia, pero creo que hay que escuchar a los mayores.
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