"Carnal por siempre" |
"El domador" |
Muchas veces había pensado escribir acerca de los mensajes que muchos pegan aquí en las lunas traseras de sus coches. En ocasiones, cuando he ido en micro- en autobús- me he estado entreteniendo mientras los leía. Algunos son muy comunes y otros no tanto, pero siempre pensé que sería muy interesante analizarlos y complementar este análisis con fotos.
Aquí uno puede decorar su coche como mejor le parezca, aunque forre de letras y figuras los cristales y sólo disponga de 20 centímetros cuadrados para poder ver con quién uno va a chocar o quién lo va embestir. Esta subcultura de las “auto-reivindicaciones” siempre hace que los desplazamientos sean bastante instructivos.
Tenía tantas ganas de hablar sobre esto que no he conseguido más que dos fotos propias de mala calidad para ilustrarlo y por internet sólo un ícono de los muchos que exhiben los motorizados locales: el del niño meando, que es sin duda uno de los más exitosos. Pero quiero escribir sobre esto ya.
En la lista de frases célebres de coche que fui elaborando cuando volvía a casa en micro esta mañana, están las siguientes:
- “Nadie muere mocho, carajo”. La vi hoy por primera vez. Decoraba la luna trasera de un cochecito de poca monta. Me pareció una interesante manera de justificar los cuernos y de avisar a su mujer (es obvio que el dueño del motorizado era un hombre) de lo que le espera. O quizás se trate de una forma desenfadada de reconocer que es un cornudo antes que otros lo dejen en evidencia por eso.
- “Sonríe, tu mujer me ama”. Ésta es una de las más requeridas. Se trata de demostrar hombría y de provocar al de atrás.
- “Tu envidia es mi progreso”. Dicha frase es muy popular y bastante utilizada por personas que tienen negocios, un buen coche o ambos. Creo que corresponde a propietarios de vehículos con elevada autoestima.
-“A nada…”. Esta sencilla leyenda describe el sentimiento de miles de automovilistas con vehículos de segunda, tercera o cuarta mano, ruidosos, remendados y de mal aspecto. Antes que nadie pueda reírse del deplorable estado de su coche, se adelantan con esta frase, que traducida al español de España significa “menos da una piedra”.
- “Me ves y lloras”. Esta frase es también muy popular, aunque no consigo entender a donde quiere llegar. Supongo que se sienten identificados con ella conductores optimistas abandonados por sus mujeres o aquellos conscientes de su fealdad.
- “Yo ando con Dios y si no vuelvo es que me fui con él”. Frase tremendista donde las haya.
- “Me venden”. Es una frase muy tierna que atribuye propiedades humanas a los coches en venta. Normalmente vienen acompañadas del número de teléfono del propietario, de tal manera que “al paso” puedes anotarlo si te interesa el vehículo.
- “Mis dos amores: Fulanita y Menganita”. Ésta es una de las que más me ponen los pelos de punta, ya que el conductor hace apología móvil de su familia -normalmente de la mujer y la hija- que además suelen ostentar nombres como Yessica, Zuleika, Karminka Yenni o Karen Yenifer (literalmente, ya que aquí uno se puede poner el nombre que le dé la gana utilizando la ortografía que más le convenga. Como ejemplo, tuve un alumno llamado Maicon Yeckson). Si el dueño del mensaje lo que conduce es un micro, tiene la posibilidad de hacer esta exhibición en letras de mayor tamaño y de incluir las fotos de las homenajeadas, que son también pegatinas, al igual que las letras. Como variante a este modelo, una vez vi en la luna trasera de un micro el siguiente mensaje: “Yonicito, bendición de Dios”. Acompañado de una gigantografía del niño que impedía cualquier clase de visibilidad desde el retrovisor, pero que al menos protegía del sol a los pasajeros de los asientos de atrás.
Éstas son algunas muestras de la imperiosa necesidad de expresarse que tienen los conductores locales. Aunque habría que añadir algunas imágenes icónicas como la del niño que les he presentado, la del niño sacando el dedo, las de Pamela Ánderson y algunas más.
A mí me parece fascinante que muchos conductores prefieran comunicarse con el prójimo a través de los cristales de sus coches antes que ver por dónde van. Algunos inclusive llevan la parte superior de la luna frontal tan decorada que para poder ver al de delante tienen que echar el cuerpo a tierra. Pero no importa, ellos dicen lo que quieren decir. Total, nadie se lo impide, porque como se puede comprobar, aquí hay mucha más libertad de expresión que en otros países que supuestamente son pioneros en derechos humanos.
Me gustaría profundizar en este tema, pero será más adelante. Seguro.
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